La serie se presenta como una adaptación amena, aunque anticipable, que logra su mejor momento en la segunda parte. Se resaltan la excelente calidad de la animación y un desenlace inesperado que sugiere una segunda temporada bastante más arriesgada. No obstante, se critican el uso inadecuado de CGI y viles chistes como defectos significativos.
La serie ha recibido una calificación del 92% de los críticos y un 80% del público, lo que sugiere una respuesta en su mayoría favorable. De acuerdo con los críticos, aunque no alcanza el nivel de otras adaptaciones de videojuegos en Netflix, tales como «Castlevania» o «Cyberpunk: Edgerunners», la serie presenta episodios llenos de acción dinámica y un desenlace inesperado.

En el año 2001, el lanzamiento de Devil May Cry marcó un hito, y desde entonces, el personaje de Dante se ha elevado a un estatus casi icónico entre los entusiastas de los juegos de acción. Con el paso del tiempo, la franquicia se ha renovado periódicamente y los seguidores continuamente debaten cuál de las entregas es la más destacada. Mientras tanto, Netflix, conocido por su afán en adaptar historias, ha decidido dar su propio giro al estilo de Dante, lanzando todo a la vez. Así es como llega «El diablo también llora», una nueva serie de anime que se presenta como un obsequio para los aficionados, pero que también busca no perderse entre la multitud de adaptaciones, muchas de las cuales son vistas con poco entusiasmo.
El anime de Devil May Cry te sumerge en una batalla intensa: con el famoso escenario de invasiones del inframundo, tramas demoníacas ocultas y vestimentas igualmente oscuras, Dante vuelve como un investigador privado sofisticado y cazador de criaturas de otras dimensiones.

La narración combina elementos de una historia típicamente innovadora con eventos familiares para los jugadores. Aparecen nuevos personajes, como Virgil, junto a la ya familiar Lady, quien contribuye a un ritmo aún más acelerado. Sin embargo, al igual que en los videojuegos, las emociones no ocupan el lugar central. No se trata de una serie en la que el público se conmueva profundamente por el destino de los personajes; lo más que se puede obtener es un comentario como “vaya, qué trabajo tan impresionante” o “¡y aquí podría haber más música! ”. Y eso está perfecto.

El Conejo Blanco, un antagonista enigmático y cautivador, realmente atrae la atención. Su figura combina una teatralidad intensa con un análisis frío y racional, algo que rara vez se observa en las adaptaciones de anime basadas en videojuegos. No se trata del típico villano con habilidades sobrehumanas; sus intervenciones están llenas de estilo y tensión. Presenta rasgos del arquetipo del Joker, ya que desata el caos, pero no de manera alocada; parece seguir un guion propio, donde los demás son simplemente marionetas. Su presencia es impactante y, a diferencia de lo que suele suceder, sobrevive más allá de los dos primeros episodios. El Conejo Blanco no es simplemente el antagonista principal, sino que representa la perfecta contraposición a Dante: donde uno actúa con diversión y desapego, el otro se guía por la dedicatoria y una brutal meticulosidad. Aunque la confrontación final pudo haber sido más intensa, la impresión que deja es la de un personaje sumamente formidable, con verdaderas motivaciones y una fuerte personalidad.

Dante representa una experiencia emocional única: su atractivo es indiscutible, y en su mirada se percibe esa característico desinterés combinado con un leve trasfondo que sugiere: «No me preocupa nada, pero voy a cambiar el mundo porque me aburre». Sus movimientos son exactos, manteniendo una actitud desenfadada, y cuando la acción se intensifica, parece un ballet armando. A veces, te sientes tentado a detener el tiempo solo para apreciar cómo su capa se agita mientras avanza. El sonido también juega un papel fundamental en este nuevo proyecto. Las guitarras, el rock y toques electrónicos se integran perfectamente en esta atmósfera. Es particularmente notable que la música no actúe únicamente como un acompañamiento, sino que evolucione junto a los efectos visuales. En los momentos de tensión, el silencio no predomina, y la energía se resalta no solo a través de la edición, sino también mediante los solos de guitarra y batería que se entrelazan en la secuencia, funcionando como una astucia del director en lugar de ser simplemente una partitura.
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