
La preservación de videojuegos se ha convertido en uno de los temas más candentes dentro de la industria. Una reciente confrontación al CEO de Ubisoft durante una junta de accionistas ha vuelto a poner en el centro del debate la petición Stop Killing Games, un movimiento que exige a las compañías evitar que los videojuegos queden inaccesibles una vez finalizado su soporte oficial. ¿Estamos ante el inicio de una transformación en la forma en que entendemos la propiedad digital?
¿Qué es la petición “Stop Killing Games”?
La campaña Stop Killing Games ha captado la atención global, acumulando más de 1,3 millones de firmas en Europa hasta el momento. Su objetivo es presionar a los legisladores para que regulen la industria del videojuego y se impida que los editores puedan eliminar o volver inaccesibles juegos previamente vendidos a los consumidores.
Esta petición surgió, en gran parte, como respuesta al cierre de servidores de The Crew (2014), un título de conducción de Ubisoft que, tras el fin de su soporte en 2024, se volvió completamente injugable, incluso en modo solitario. Este hecho generó un fuerte rechazo por parte de la comunidad, incluyendo amenazas de acciones legales.
Ubisoft en el ojo del huracán: la respuesta de Yves Guillemot
Durante una reunión anual de accionistas, el CEO de Ubisoft, Yves Guillemot, fue cuestionado directamente por un asistente enérgico que mencionó la petición Stop Killing Games y pidió explicaciones sobre las políticas de la compañía en torno a la conservación de videojuegos.
Guillemot defendió la postura de Ubisoft afirmando:
“Ofrecemos mucho soporte para nuestros juegos. Comunicamos claramente cuándo estos pueden dejar de estar disponibles. Pero este es un problema que afecta a toda la industria, no solo a Ubisoft”.
El ejecutivo también destacó que Ubisoft tomó medidas tras la polémica de The Crew, incluyendo una promoción especial donde se ofreció The Crew 2 por solo 1 dólar/euro y el compromiso de añadir modos sin conexión para The Crew 2 y The Crew Motorfest, permitiendo que los jugadores sigan disfrutando de sus títulos aunque los servidores cierren.
¿De quién es realmente un videojuego?
Una de las grandes preguntas que plantea este conflicto es la naturaleza de la propiedad digital. A diferencia de los juegos físicos de generaciones pasadas, muchos títulos actuales dependen de servidores, conexiones en línea y servicios que pueden dejar de funcionar en cualquier momento.
Desde la perspectiva de Stop Killing Games, si un consumidor compra un juego, debería tener derecho a jugarlo indefinidamente, sin importar que los servicios en línea terminen. En cambio, las editoras como Ubisoft argumentan que la realidad tecnológica y de mercado impide mantener indefinidamente todos los títulos activos.
La industria responde: un problema más allá de Ubisoft
La presión del movimiento ha sido tan fuerte que incluso Video Games Europe, una organización que representa a editoras como EA, Activision y la propia Ubisoft, se ha visto obligada a responder. En su comunicado, destacan que si bien preservar juegos es importante, existen retos técnicos, legales y económicos que complican la disponibilidad eterna de cada título.
Esto incluye licencias de contenido expiradas, tecnología obsoleta o modelos de negocio que no se sustentan sin una base activa de jugadores.
El futuro de la preservación digital: ¿regulación o colaboración?
Lo cierto es que la discusión ha escalado más allá del ámbito empresarial. Con una petición de más de un millón de firmas, los legisladores europeos podrían verse forzados a intervenir y establecer nuevas leyes de preservación de videojuegos.
Mientras tanto, algunos expertos abogan por modelos híbridos, donde las editoras liberen versiones offline o herramientas de preservación cuando finalice el soporte oficial, permitiendo a museos, bibliotecas y comunidades mantener los juegos vivos.