Universal City Studios contra Nintendo: La batalla legal detrás de Donkey Kong
En el vibrante mundo de los videojuegos, las batallas no siempre se libran en la pantalla. A veces, los tribunales son el campo de juego donde se resuelven las disputas legales que podrían cambiar el curso de la historia de la industria. Un caso emblemático que ilustra esta realidad es el famoso enfrentamiento entre Universal City Studios, Inc. y Nintendo Co., Ltd., conocido como el caso Universal City Studios vs. Nintendo.
El caso, registrado en el Tribunal Distrital Federal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, fue dirigido por el juez Robert W. Sweet. Universal City Studios alegó que el icónico videojuego de Nintendo, Donkey Kong, infringía los derechos de autor de la franquicia King Kong, de la cual reclamaban la propiedad. Argumentaban que la trama y los personajes de Donkey Kong eran una violación de sus derechos sobre King Kong.
Nintendo, por su parte, defendió su creación argumentando que Universal había cedido al dominio público los elementos argumentales y los personajes de King Kong en un caso legal previo (Universal City Studios, Inc. vs. RKO General, Inc.).
El juez Sweet falló a favor de Nintendo, declarando que Universal había actuado de mala fe al amenazar los permisos de licencia de Nintendo. También señaló que no existía posibilidad de confusión entre los consumidores respecto a los personajes de Nintendo y los de la película King Kong.
A pesar de la decisión inicial, Universal apeló el veredicto, sin embargo, el fallo se mantuvo. Este resultado sentó un precedente importante en la industria de los videojuegos, protegiendo la creatividad y las innovaciones de los desarrolladores.
Pero la batalla legal no terminó ahí. En abril de 1982, Sid Sheimberg, abogado y presidente de MCA y Universal City Studios, expresó preocupaciones sobre posibles infracciones de derechos de autor relacionadas con Donkey Kong. Esto llevó a amenazas de demanda contra Coleco por su versión doméstica del juego. Finalmente, se llegó a un acuerdo en el que Coleco cedió el 3% de los beneficios obtenidos por Donkey Kong, ascendiendo a 4,6 millones de dólares.
Mientras tanto, Universal otorgó una licencia a Tiger para desarrollar un juego de King Kong, pero este fue rechazado por no reconocer la marca registrada de Universal. A pesar de las amenazas de demanda contra Nintendo, Howard Lincoln y la compañía nipona no cedieron. Universal permitió a Tiger continuar produciendo el juego de King Kong, con la condición de que se distinguiera claramente de Donkey Kong.
Finalmente, el 29 de junio de 1982, Universal presentó una demanda definitiva contra Nintendo y anunció su licencia con Coleco. La compañía comenzó a enviar cartas a las empresas asociadas con la licencia de Donkey Kong, exigiendo el pago de los derechos, excepto a MB y la empresa Ralston Purina.
El juicio entre Universal City Studios y Nintendo tuvo lugar en Nueva York, con el juez Robert W. Sweet a la cabeza. Universal alegaba que los nombres de King Kong y Donkey Kong podrían confundirse fácilmente, lo que infringiría los derechos de las películas de King Kong. Sin embargo, John Kirby, consejero de Nintendo, argumentó que los elementos de la saga King Kong estaban en dominio público.
El veredicto final favoreció a Nintendo. El juez Sweet afirmó que Donkey Kong no infringía los derechos protegidos de Universal y sus licenciatarios.
A pesar de la decisión judicial, Universal apeló nuevamente, presentando pruebas de la confusión entre ambos personajes. Sin embargo, el veredicto se mantuvo en octubre de 1984.
Nintendo, respaldado por otras compañías con licencia de Donkey Kong, también demandó a Universal. En mayo de 1985, el juez dictaminó que Nintendo recibiría 1,8 millones de dólares por daños y perjuicios.
El abogado John Kirby, quien defendió a Nintendo en el caso, fue fundamental para el éxito de la compañía. Como reconocimiento, Nintendo creó un personaje en su honor, Kirby, que se convirtió en un ícono de la industria de los videojuegos.
El caso Universal City Studios vs. Nintendo marcó un hito en la historia de los videojuegos, estableciendo precedentes legales y protegiendo la creatividad de los desarrolladores ante futuras disputas de propiedad intelectual. La resolución del caso fortaleció la posición de Nintendo en la industria y allanó el camino para su éxito continuo en el mercado de los videojuegos.
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