En un breve intercambio con periodistas, el presidente Donald Trump expresó este domingo su preocupación de que la adquisición planeada de Warner Bros. Discovery por parte de Netflix pudiera concentrar demasiada cuota de mercado, calificándola como un posible “problema”. La declaración, realizada a su llegada al Centro Kennedy para un evento, añade una capa crucial de incertidumbre política a una de las fusiones más importantes en la historia del entretenimiento, valorada en 72.000 millones de dólares.
La adquisición combinaría al líder global del streaming, con más de 300 millones de suscriptores, con la cuarta plataforma más grande, HBO Max, que reporta unos 128 millones de suscriptores. Según el texto original proporcionado, Trump confirmó haber mantenido una reunión reciente con el co-CEO de Netflix, Ted Sarandos, a quien elogió, pero dejó claro que el proceso regulatorio debe seguir su curso. “Bueno, eso tiene que pasar por un proceso, y veremos qué pasa”, afirmó el presidente.
Un panorama regulatorio complejo y bipartidista
El camino hacia la aprobación de esta fusión se perfila largo y lleno de obstáculos. La operación deberá ser revisada exhaustivamente por la División Antimonopolio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ), la cual, según analistas, podría argumentar que la cuota de mercado combinada superaría un umbral del 30%, haciéndola ilegal “a primera vista”.
Lo notable es que el escepticismo no proviene de un solo partido. Tanto figuras republicanas como demócratas en el Congreso han levantado la voz. La senadora Elizabeth Warren (D-Mass.) calificó el acuerdo como una “pesadilla antimonopolio” que crearía “un gigante mediático con el control de cerca de la mitad del mercado de streaming”. Del lado republicano, el senador Mike Lee (R-Utah) afirmó que la operación plantea “cuestiones de competencia más serias que cualquier transacción que haya visto en una década”.
Incluso antes del comentario público de Trump, un alto funcionario no identificado de su administración había expresado un “gran escepticismo” sobre el trato. Este ambiente político contrasta con la confianza pública mostrada por los ejecutivos de Netflix. Ted Sarandos declaró a los analistas que tienen “mucha confianza en el proceso regulatorio”, argumentando que la fusión es “pro-consumidor, pro-innovación, pro-trabajador, pro-creador [y] pro-crecimiento”.
La batalla por definir el mercado
El principal argumento de Netflix ante los reguladores se centrará en una definición amplia de lo que constituye el mercado del entretenimiento. La compañía sostendrá que plataformas como YouTube, TikTok, Amazon Prime Video y Disney+ deben ser consideradas competencia directa, lo que diluiría drásticamente su dominio percibido. Para respaldar esta postura, Netflix podría citar datos de Nielsen que muestran que, en octubre de 2025, su participación en el tiempo total de visualización de TV en EE.UU. fue del 8.0%, por detrás de YouTube (12.9%).
Sin embargo, los opositores a la fusión, y posiblemente el DOJ, definirán el mercado de manera más estrecha, centrándose en los servicios de streaming de pago por suscripción (SVOD). Bajo esta lente, la combinación de Netflix y HBO Max crearía una entidad con un poder de mercado sin precedentes. Además, existe una superposición significativa de suscriptores: Netflix ha reconocido que “hay una alta superposición de suscriptores existentes de HBO Max que también son suscriptores de Netflix”.
Los rivales y el factor Ellison
Un elemento político clave en esta ecuación es el papel de Paramount Skydance, la empresa rival que también pujó por Warner Bros. Discovery. Paramount, liderada por David Ellison, mantiene “estrechos lazos” con la administración Trump. Larry Ellison, padre de David y cofundador de Oracle, es un conocido partidario del presidente.
Abogados de Paramount ya han enviado cartas a Warner Bros. argumentando que un acuerdo con Netflix “probablemente nunca se cerrará” debido a los desafíos regulatorios, y podrían presentar una oferta alternativa directamente a los accionistas. Esta dinámica introduce la posibilidad de que las consideraciones políticas, más allá del puro análisis antimonopolio, influyan en el resultado final. Como señaló el analista Blair Levin, si Trump cambiara su postura de ser “pro-Paramount” a ser “pro-Netflix”, el Departamento de Justicia probablemente seguiría su ejemplo.
Preocupaciones más allá de la política: creadores, cines y empleos
La oposición trasciende el ámbito político. Los principales sindicatos de Hollywood han manifestado una profunda preocupación:
- El Sindicato de Guionistas (WGA) advirtió que el resultado “eliminaría empleos, reduciría salarios, empeoraría las condiciones para todos los trabajadores… y aumentaría los precios para los consumidores”.
- Cinema United, que representa a más de 30,000 salas de cine en EE.UU., declaró que la pantalla grande enfrentaría “una amenaza sin precedentes”, citando el modelo de negocio de Netflix, que históricamente ha priorizado el streaming sobre los estrenos teatrales.
Netflix ha intentado calmar estos temores. Sarandos prometió que, por ahora, “todo lo que está planeado para ir al cine a través de Warner Bros. continuará yendo a los cines”, aunque sugirió que los períodos de exclusividad teatral se acortarían para ser “mucho más favorables para el consumidor”.
Un largo camino por delante
La fusión está lejos de ser un hecho consumado. El proceso regulatorio se anticipa “largo y difícil”, y podría extenderse entre 12 y 18 meses. Netflix, demostrando su compromiso, ha acordado pagar una cláusula de ruptura de 5.800 millones de dólares a Warner Bros. Discovery si la transacción no se concreta por falta de aprobaciones regulatorias.
El comentario de Trump del domesco subraya que, más allá de los argumentos legales y económicos, el destino de esta fusión histórica también puede depender de cálculos políticos. En las próximas semanas y meses, tanto Netflix como sus opositores redoblarán sus esfuerzos de cabildeo en Washington, en una batalla que definirá el panorama del entretenimiento para la próxima década.
¿Crees que los reguladores deberían aprobar esta mega-fusión, o representa un riesgo demasiado grande para la competencia y los consumidores? Déjanos tu opinión en los comentarios.
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